A grandes males, grandes remedios

Reflexiones sobre la falta de trabajadores en sectores industriales

En Docensas, a diario hablamos con empresas de fabricación, diseño, instalación y mantenimiento de ascensores y otros equipos electromecánicos. El problema fundamental es uno: falta gente.

En el futuro, ¿quién va a mantener los ascensores, reparar los aires acondicionados o instalar placas solares en diez años? La robotización no cubre el trabajo manual, y la inteligencia artificial, por avanzada que esté, tampoco va a subirse a un andamio, ni a entrar en un foso de ascensor.

No hay mano de obra y tampoco parece haber relevo.


Posibles causas


1. Condiciones laborales: desmontando mitos

Uno de los grandes errores del debate actual es atribuir la escasez de técnicos a los bajos salarios. Es una afirmación que normalmente no se ajusta a la realidad.

En sectores industriales especializados, los sueldos han mejorado. Muchas empresas ofrecen estabilidad, progresión y un salario digno desde el primer año. El problema es otro: el tipo de trabajo.

Hablamos de empleos físicamente exigentes, a menudo sucios, incómodos, con turnos partidos, noches, festivos, desplazamientos, emergencias y riesgos reales para la salud. No hay teletrabajo ni horarios flexibles. 

Muy pocos jóvenes eligen voluntariamente trabajos así, por bien pagados que estén. Es una realidad que hay una nueva forma de interpretar lo que significa “trabajar bien”.

El trabajo físico y trabajar los fines de semana sin embargo, no serían un problema si gozaran de un estatus lo suficientemente bueno a ojos de la sociedad. Que le pregunten a los deportistas de élite.


2. Estatus: una narrativa obsoleta

Durante décadas hemos repetido de un modo u otro lo siguiente: “Estudia una carrera, o acabarás trabajando con las manos.”

Ese mensaje ha calado tan hondo que hoy, para muchos, ser técnico es percibido como una opción de segunda.

En paralelo, se ha concebido cualquier carrera universitaria como garantía de estatus y éxito, sin importar su conexión con el mercado ni su utilidad práctica. El resultado es conocido por todos:

Miles de jóvenes con títulos que no los preparan para ningún trabajo concreto, y miles de empresas desesperadas por encontrar soldadores, instaladores o mantenedores.

La paradoja es que los trabajos técnicos de hoy no tienen nada de básico. Un técnico de mantenimiento industrial necesita saber de electrónica, programación de autómatas, mantenimiento predictivo, análisis de datos, seguridad, sostenibilidad y —cada vez más— habilidades de comunicación y resolución de problemas en tiempo real.

En el Reino Unido a los técnicos los llaman "Lift Engineers."


3. Envejecimiento demográfico

A esto se suma un factor clave: el envejecimiento de la fuerza laboral técnica.

Muchos profesionales que hoy trabajan en el sector industrial están a pocos años de jubilarse. Son perfiles altamente cualificados, con décadas de experiencia práctica y un conocimiento que no está en los manuales ni en las bases de datos.

En los países más industrializados hay cada vez hay menos jóvenes y eso inevitablemente contribuye a agrandar el problema.

A grandes males, grandes remedios


Nos gustaría reflexionar sobre posibles soluciones o alternativas a esta tendencia que para muchos es irreversible. Hay que actuar sobre el relato, sobre la formación y sobre el modelo productivo. Tres líneas parecen urgentes:

1. Reconstruir el estatus

Hay que cambiar la percepción social desde dentro: familias, escuelas, medios. Mostrar qué hacen realmente estos profesionales, qué conocimientos manejan, qué aportan, cómo viven.

Revalorizar el trabajo técnico no es solo una cuestión económica, sino cultural. Hay que dejar de pensar que las manos sucias son señal de fracaso. Todo lo contrario. Son señal de saber hacer.

2. Formación de calidad e inversión en personas

Aún hay jóvenes interesados. Son pocos, y para colmo a menudo se topan con formaciones genéricas, mal actualizadas, sin conexión real con el mercado.

Hace falta una formación continua especializada seria, moderna, adaptada a la tecnología actual, que combine conocimientos técnicos, práctica real y posibilidades de desarrollo.

Y hace falta que las empresas no esperen a que “venga gente formada”, sino que inviertan en formar, acompañar, y cuidar a las personas.

Desde Docensas hemos elaborado un programa dual para aprendices de ascensorista en el que entre nuestros tutores y los mentores internos de la empresa aceleramos el proceso de aprendizaje de un nuevo ascensorista.

3. Automatizar lo que realmente se puede automatizar

La automatización de tareas no es un enemigo, sino una oportunidad: ayudar a las personas de las tareas más duras, más repetitivas o más peligrosas, y dejar que se concentren en donde realmente aportan valor.

La automatización no se realiza de la noche a la mañana. Hay una curva de aprendizaje que todas las empresas del sector independientemente de su tamaño, pueden y deben recorrer.

Próximamente desde Docensas lanzaremos la cuarta edición del programa de transformación digital para empresas del sector del ascensor en la que el alumno adquiere herramientas para poder afrontar estos apasionantes retos.

 
Programa Aprendiz de Ascensorista
Para convertirte en conservador de ascensores desde cero